Antes de partir
Subimos al C3 Aircross dos adultos y dos niños, con los respectivos bártulos para la ocasión. Nada quedo afuera, gracias a la profundidad del baúl y también a la ventaja de la altura, propia de la carrocería que inclusive favoreció el ingreso del cochecito de bebe. Acomodar correctamente la sillita para niños en las plazas traseras llevo algunos minutos debido a la irregularidad del asiento trasero, pero al fin quedó correctamente sujetada.
Regulamos la altura del asiento y del volante, este último también en profundidad, los espejos exteriores, el interior e incluso el pequeño retrovisor auxiliar, muy práctico para el control visual de los niños. El resultado fue una posición de manejo ideal para emprender el viaje.
Casi con el tanque vacío, cargamos combustible y la sorpresa fue ver que entraron tan solo 43,5 litros. La autonomía de 440 km declarada por el ordenador de a bordo nos hizo reprogramar las paradas pensadas debido a las escasas estaciones de servicio en los tramos marcados.
Buenos Aires – San Luis – Recorrido: 794 km
En este tramo pudimos disfrutar de la posición de manejo elevada que entrega la sensación de estar en un vehículo de otro segmento. La excelente superficie vidriada permite que todos disfruten del paisaje y la solución del vidrio en el parante A bifurcado ayuda aun mas a la visión de los diferentes ángulos.
Acerca de la estabilidad, si bien es un vehículo alto, la suspensión se comporta perfectamente y la dirección permite tener el control incluso en situaciones de frenado. Además, absorbe correctamente las deformaciones propias de los tipos de asfaltos. En retomes se nota la falta de potencia del motor pero no se demora en acostumbrarse.
Fueron de gran utilidad dos ítems necesarios en estos viajes largos, los apoyabrazos centrales vinculados al asiento y el control de velocidad crucero, que también tiene la opción de límite de velocidad.
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