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PRUEBAS

21/10/2011

Prueba: Chevrolet Montana 1.8L Sport

La marca del moño lanzó en febrero su pick up liviana bajo el nombre de Chevrolet Montana, buscando un mercado más amplio que el simple uso para el trabajo. En este test te contamos todo los detalles.

Prueba: Chevrolet Montana 1.8L Sport

Lejos quedó la idea de las pick up del segmento B, desarrolladas exclusivamente para el trabajo. Hoy, con estéticas renovadas, equipamientos más que completos y detalles para lucir a la vista, se convirtieron en un producto “cool” para seducir a los clientes jóvenes. Chevrolet tomó nota del fenómeno y lanzó en nuestro país el pasado mes de febrero la Montana, justamente para ocupar un lugar estelar en el segmento de las pick up livianas. Sobre la base del Agile, y procedente de Brasil -donde hace varios años ya se comercializa-, llega para competir con pesos pesados del segmento como la Volkswagen Saveiro y la FIAT Strada, donde también se suma la recién llegada Peugeot Hoggar.

La versión probada cuenta con nivel de equipamiento Sport: airbags delanteros, aire acondiciones, control de velocidad crucero, levantacristales eléctricos, encendido automático de luces, estéreo con USB y Bluetooth, etc., con motor naftero de 1.8L de 8 válvulas, potencia 105 CV, hermanado a una caja de 5 velocidades manual. El precio es de $ 79.220.- con vigencia a partir de octubre.

La estética exterior de la Montana es uno de los puntos más altos del vehículo, basada en el Agile pero con identidad propia. Esta se nota en la nervadura del techo; una trompa llamativa, que por sus grandes proporciones hace pensar en una pick up de mayor tamaño con las características propias Chevrolet, faros con estilo propio, paragolpes y parrilla -bipartida- de gran tamaño y faros antiniebla, son los elementos más destacados del frente.

El lateral está muy bien logrado, donde incorpora un estético estribo lateral, llantas de aluminio de 15″, molduras laterales, espejos y manijas color carrocería, más la leyenda “Sport” en las puertas.

Por su parte, la caja cuenta con una cobertura plástica de buena calidad y en el contorno superior se ubican los puntos de amarre exteriores y en la parte interna los amarres internos metálicos. Vale destacar que la luneta trasera es corrediza, con protección y la rueda auxiliar no se encuentra ni en la caja ni en el habitáculo, sino debajo del vehículo.

Interior

El habitáculo repite todas las bondades del Agile, con las terminaciones propias de los modelos producidos en la Región. El tablero de instrumentos resalta en forma digital datos de poca relevancia, a nuestro criterio muy mal aprovechado ya que ni siquiera incluye un reloj, dejando en un segundo plano el velocímetro y el tacómetro analógicos.

A favor, su buena lectura nocturna. En la consola central se destaca el display digital del climatizador manual, muy vistoso, pero de poca utilidad, sumando por debajo los comandos que resultan amigables y fáciles de operar. El estéreo es muy completo, con CD y MP3, entrada auxiliar, USB y Bluetooth. La ubicación en la consola de la toma de 12V no resulta muy feliz, ya que con el cargador del GPS conectado, genera algunos inconvenientes al quere conectar la 5ª marcha. A la hora de transportar objetos resulta muy cómodo ya que cuenta con varios espacios disponibles en el panel, además de posavasos.

Respecto de su competencia, la versión Sport se destaca por su equipamiento superior a los propios del segmento, como el control de velocidad crucero, el encendido automático de luces y un pack eléctrico muy completo que incluye levantavidrios eléctricos one-touch, con antipinzamiento para ambas puertas y el sistema que al cerrar las puertas acciona uno de los vidrios delanteros, que baja unos milímetros impidiendo que se “embolse” el aire, espejos exteriores con regulación eléctrica, cierre centralizado dinámico y alarma con comando a distancia.

Los asientos son confortables y de una textura amigable. La posición de manejo es buena, con regulación de altura del asiento, volante y apoyacabezas. El respaldo del asiento del acompañante se rebate totalmente -algo valorado ya que al no contar con opción de cabina extendida, permite incrementar el espacio en el habitáculo en caso de ser necesario. El espacio detrás de los asientos puede ser utilizado para el transporte de pequeños elementos -como un bolso de mano- siempre y cuando los ocupantes no sean muy altos.

Seguridad

La versión probada cuenta con toda la dotación de seguridad que se le puede exigir a un vehículo de este segmento: barras laterales para impacto, cinturones inerciales regulables en altura, columna de dirección colapsable, apoyacabezas regulables, faros antiniebla delanteros y traseros, tercera luz de stop y lo fundamental a la hora de pensar en un automóvil seguro, ABS y doble airbag frontal. Un punto a tener en cuenta a la hora de la elección.

Ficha técnica y equipamiento

Motor

El motor, aunque con una relación cilindrada/potencia no acorde a estos tiempos y hermanado a una caja de cinco velocidades, resulta adecuado al uso del vehículo del cual no se esperan grandes prestaciones, ni de velocidad ni de aceleración. En cuanto al torque, sus valores son buenos -161 Nm a 3000 rpm- muy útiles con carga plena.

Dinámica

En la ciudad, responde correctamente, ya que su motor tuvo un comportamiento ágil. A la hora de salir a la ruta si bien no le sobra nada, no hay que olvidar que la Montana no fue pensada para ese fin, aunque llega a una velocidad final de 165.8 km/h, valor más que respetable.

La suspensión se comporta muy bien en la ciudad, y gracias al importante despeje y con una protección inferior le permiten circular por la city porteña con seguridad ante cualquier imperfección del terreno. En tanto, en ruta no sucede lo mismo pues superando los 120 km/h y sin carga, las vibraciones en el volante se incrementan con el aumento de la velocidad sumándole inestabilidad con vientos laterales. Pero, una vez más, hay que tener presente que este vehículo no fue pensado para este uso.

La gran capacidad volumétrica -1.100 litros- y de carga -685 kg- resalta su gran prestancia a la hora de ser utilizada para el trabajo, sólo superada por la Hoggar. Sin dudas, este es un punto más que destacado de la Montana.

Conclusiones

La Chevrolet Montana Sport cumple con sus objetivos, se puede aplicar para el trabajo y para el ocio. Cuenta con un nivel de equipamiento único en su segmento y un comportamiento dinámico útil a su función, resultando una gran opción a la hora de la elección de una pick up liviana. No tan a favor le juegan la ausencia de una opción de cabina y media -como la Saveiro y la Strada- y la posibilidad de elegir una motorización diesel -como la Strada-, funcionalidads necesarias y pedidas por el mercado para el cual fue concebido.

 

Textos: Andrés Costa

Fotos: Mariela Romeo





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