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MEGA AUTOS

18/05/2011

Problemas que se imponen

Los elevados impuestos en Brasil complican la venta y elevan el precio final de los automóviles en ese país. Por Rodrigo Machado Auto Press Brasil.

Problemas que se imponen

Haciendo una rápida comparación de los precios de los automóviles en Brasil, con los mismos modelos en otros países, se puede ver una notable diferencia en contra de los consumidores brasileños. Incluso después de las conversiones monetarias, la disparidad del valor en el país carioca, llega en algunos casos hasta el 80%.

Ni siquiera en relación a países vecinos, miembros del Mercosur, Brasil se encuentra en una posición ventajosa. Esta situación puede ser explicada, en parte, por los impuestos. Los datos de Anfavea -Asociación brasileña de fabricantes de Vehículos- muestran que el porcentaje promedio de impuestos sobre los precios de los automóviles en Brasil es del 30.4%, un indiscutible liderazgo mundial, seguido por Italia, segunda en el ranking con 16.7%. “Lamentablemente es un problema recurrente en la historia de Brasil”, lamenta Ademar Cantero, Director de Relaciones Institucionales de Anfavea. 

Son diversas las cargas aplicadas en las ventas de automóviles en Brasil. Los impuestos más importantes son el IPI -impuesto al producto industrial- y el ICMS -impuesto de bienes y servicios-. El primero es una tasa federal que varía de acuerdo con el tamaño del motor del vehículo en venta -7% para motores de hasta 1.0L, 13% para motores nafteros, 11% para Flex de 1.0L a 2.0L, y por último 25% los que superan los 2.0L-. Mientras que el ICMS en los autos varía según el Estado.
“Es una enorme complejidad tributaria. Tanto el nivel nacional como el estatal tienen necesidad de aumento, y esto se termina enviando al consumidor final”, explica Vander Mendes Lucas, profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Brasilia.

Otros impuestos con un porcentaje menor, como el PIS y Cofins, también inciden sobre los productos automotrices. Sobre los autos importados -exceptuando aquellos que vienen del Mercosur o México, con los cuales Brasil tiene acuerdos de exención de impuestos- todavía se cobra el impuesto a la importación representado por un “salado” 35%.

La decisión con respecto a la tarifa cobrada en cada impuesto se determina utilizando el principio de esencialidad. Esto significa, que cualquier producto en Brasil teóricamente tiene impuestos proporcionales a la necesidad para el ciudadano. Para el Gobierno federal, los automóviles entran en una categoria de bienes superfluo. “Esta apreciación es errónea. El Estado no invierte en infraestructuras de transporte público como en otros países, por lo que tener un auto en Brasil pasa a ser una necesidad, no una opción”, critica Luiz Filipe Rossi, profesor de Microeconomía y Finanzas del Ibmec.

Para intentar disminuir el impacto de la gran carga tributaria en la industria, el Gobierno brasileño facilita para las marcas con plantas instaladas en su país, la importación de autopartes para la fabricación de los autos en Brasil. Algunos impuestos federales relacionados con este plan sólo se pagan en el momento de la venta del automóvil, y no cuando la pieza entra en el país, y además, el fabricante obtiene un descuento sobre esos precios. “El problema es que algunos fabricantes están siendo acusados por usar los dos beneficios juntos, que es legal. En ese caso, lo que ocurre es simplemente una falta de conocimiento de la ley”, apunta la doctora Bianca Xavier, socia y especialista en sector tributario del estudio de abogados Siqueira Castro.

Las previsiones para el futuro tampoco son alentadoras. “Vemos que hoy no hay señales de que el Gobierno modifique su apreciación con respecto a la necesidad de los autos para el brasileño. No hay voluntad política para hacerlo”, critica Joao Eloi Olenike, Presidente del instituto brasileño de planeamiento tributario. “Si Brasil no comienza a cuidar su gallina de huevos de oro, que es la industria automotriz, puede perder su producción en los vecinos, como ser Argentina, donde los impuestos son menores”, alerta la doctora Bianca Xavier.

Instantáneas
# Brasil lidera el ranking mundial de impuestos en automóviles en el precio final al consumidor con un promedio de 30.4%, seguido por Italia y Reino Unido con 16.7%, Francia 16.4% y Alemania con 16.0%

#El Recof es el sistema que proporciona los beneficios fiscales para las marcas con fábricas instaladas en Brasil.

# El sector automotriz fue uno de los primeros en Brasil en tener los impuestos exentos en época de crisis mundial, con la reducción del IPI.

Lucha de vecinos

El pasado 12 de mayo, el Gobierno Federal decidió dificultar el acceso de vehículos importados a Brasil. A partir de esa fecha, comprar un auto que viene de afuera pasará por una licencia previa para su liberación, esto implica una mayor demora en la llegada de esos productos al mercado brasileño. La norma es parecida a la que el Gobierno argentino hizo para proteger su mercado interno. En una nota periodística, José Luis Gandini, Presidente de Abeiva (Asociación brasileña de las empresas importadoras de vehículos), criticó la decisión del Gobierno expresando: “Si fuera solo para el país vecino (Argentina) la decisión sería válida, pero no estamos de acuerdo que se extienda para vehículos provenientes de otros países”.

Las autoridades argentinas también están preocupadas con la acción brasileña. Con esta norma, más de tres mil autos ya se encuentran varados en la frontera entre los dos países. En declaraciones, Anibal Borderes, Presidente de Adefa, hizo duras criticas a las nuevas barreras diciendo: “Esto plantea dudas con respecto al futuro del Mercosur, el cual ya demostró ser un instrumento válido para el crecimiento y el desarrollo de los países de la región”.

Vale recordar que Argentina adoptó recientemente una medida similar con el objetivo de proteger su producción interna, dificultando las importaciones. El Ministerio de Industria brasileño, en tanto, niega que la medida sea en represalia directa hacia Argentina, la justificación es que la decisión viene con el objetivo de monitorear el flujo comercial de vehículos importados. “Creo que es una buena política. Principalmente porque tiene como objetivo aumentar la adquisición de vehículos del mercado interno, incrementando nuestra economía”, avala Joao Eloi Olenike, Presidente del IBPT, Instituto brasileño de planeamiento tributario.

 





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