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PRUEBAS

06/04/2011

Primer Contacto con el Renault Latitude

Luego de conducir el nuevo sedán grande de la marca francesa por las calles de Punta del Este, salimos corriendo al primer teclado disponible para contarte inmediatamente las primeras impresiones obtenidas.

Primer Contacto con el Renault Latitude

Desde Punta del Este – Apenas acabo de bajar del nuevo Latitude y la primera impresión me dejó muy satisfecho. Rebobinando un poco, hay que aclarar que a priori la fe personal en el modelo no era muy grande. Es obvio que mecánicamente se tenía que destacar, incluyendo suspensión trasera multibrazo y el grueso V6 de 240 CV. Sin embargo, las cosas no siempre son ideales en el mundo real, la caja automática puede ser muy lenta, las suspensiones demasiado blandas, etc., etc.

La puesta en marcha es simple, hay que apretar el freno, pulsar el botón de encendido y el sistema se encarga del resto, inclusive con la llave-tarjeta en el bolsillo. La acción siguiente es colocar la palanca en D y apretar el acelerador, la caja tarda un segundo en acoplar y el Latitude emprende la marcha sin que se sienta el menor ruido de resbalado del convertidor de par.

La transmisión automática es una revelación por su suavidad tanto en ascenso como en descenso de marchas, al punto de pensar que se trataba de un sistema CVT. Investigando, los encargados de prensa de Renault aclararon que se trataba de un sistema automático convencional. La sociedad con el V6 es muy buena y se destaca su accionar cremoso, libre de vibraciones.

En cuanto a las suspensiones es difícil hacer una evaluación completa. Se siente la aspereza propia del perfil medio-bajo del caucho 225/50 en llanta de 17″, pero el nivel de confort es muy alto y la absorción de imperfecciones es destacada. Aprovechando algunos retomes para comprobar el comportamiento en curva, aprecié un rolido marcado, que evidencia la importante masa del Latitude. Si bien el compromiso entre deportividad y confort parece inclinarse hacia el segundo, no navega, ni cabecea, al menos a velocidades prudentes que no enfurecieran a la policía local.

En cuanto a la cabina, hay que destacar el espacio interior, sobre todo atrás donde el asiento alto acota fuertemente el despeje para la cabeza, pero sobra ancho para hombros y sobre todo longitud para las piernas. Las butacas delanteras podrían mejorar la sujeción lateral, pero son muy cómodas. En la versión Privilege conducida hoy, se destaca la regulación eléctrica de asiento, aunque queda un poco alto aún en punto más bajo. Esto no afecta la postura de conducción, que es muy buena respaldada por la amplia regulación de volante en altura y profundidad.

El volante es de aro extrañamente fino, buen grip y comanda una dirección de tacto artificial, pero con correcto grado de asistencia. Los comandos están a mano, incluyendo el freno de “mano” electrónico y el comando tipo joystick del navegador satelital integrado. En el nivel Privilege, exclusivo del V6, incluye insertos en símil madera de calidad lograda, apliques en tonos metalizados y satinados, todo de buen gusto.

El diseño general es armonioso, respetando los nuevos lineamientos de Renault , pero con líneas más sinuosas. La calidad de materiales y del cuero utilizado en los asientos es muy buena y construcción luce sólida. Al menos esto es lo que se pudo apreciar luego del primer contacto con el nuevo Latitude. Una prueba completa revelará el resto de sus secretos.

 

Por Hernando Calaza – enviado a Punta del Este





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