El término clave para BMW en el Salón de Ginebra es conexión. Se trata de establecer nexos entre el hombre, la máquina y el mundo que los rodea. A diferencia respecto del pasado, cuando estos vínculos se centraban en el tacto del volante o las superficies acristaladas, ahora se basan en la tecnología digital.
El BMW ConnectedDrive propone utilizar los sistemas actuales y futuros, y llevarlos a un nuevo nivel. Dividido en tres capas definidas por color y textura, este concept informa mediante un complejo sistema de iluminación cual es el flujo de información.
La primer capa -seguridad- se muestra mediante una iluminación roja que envuelve al conductor y el capot. La segunda -infoentretenimiento- reúne piloto y acompañante con su flujo azul, mientras que el tercer estrato -interacción con el mundo- se muestra en verde.
Quienes se asustaron pensando que BMW se volcó al mundo de los videojuegos, pueden tranquilizarse al ver las imágenes del concept. La casa alemán embarcó toda la tecnología en un impactante roadster con el capot bien largo y las dos plazas sobre el eje posterior, como dictan los modales del buen deportivo germano. El detalle final lo aportan las puertas que se esconden en la carrocería justo como en el mítico Z1.