Después de usar el nuevo Citroën en el circuito urbano y hacer los ensayos en pista cerrada, rumbeamos hacia la Mesopotamia, para analizar las cualidades del C3 Aircross en un viaje recreativo de fin de semana largo.

Al igual que en la ciudad temimos terminar ojeados, la estética del modelo llama la atención como pocos, sin duda las formas son novedosas y se agrega el importante contenido de cromados, más las llantas con características túning. También llama la atención el frente, especialmente el sector de la toma de aire principal con travesaño horizontal, el protector inferior dividido en tres y el elaborado soporte de las luces de niebla en los extremos.

Agrega a esto la grilla con el gran doble chevron cromado extendido, los faros principales de particular diseño el parabrisas extendido al estilo C4 Gran y Picasso, en este caso con los marcos laterales que lucen como la extensión de las barras de techo. Al no existir en nuestro mercado el C3 Picasso, esta solución lo torna diferente a todos los vehículos de la Región; cómo para que no se den vuelta al paso o intenten alcanzarnos, tanto en ciudad cómo en ruta.

Cruzando el puente Zarate Brazo Largo, la primer experiencia fuera de ruta se hizo ingresando al camping La Nueva Querencia del arroyo Paranacito. El periplo comenzó en pendiente con huella inmediatamente después de dejar la ruta, luego camino de tierra hasta llegar a la costa para disfrutar del paisaje con todos los verdes propios de la zona. Desde allí a Paranacito, donde el último tramo de tierra, tosca y algo de ripio se transito sin problemas y se comprobó lo bien hermetizado que está el habitáculo.

Mañana contaremos como siguió el periplo a bordo del nuevo C3 Aircross poniendo a prueba su carácter aventurero encarando arena y barro.