El régimen actual de intercambio comercial del sector automotriz entre México y Brasil parece haber llegado a su fin. Luego de varios días en los que el tema fue escalando desde niveles técnicos hasta los despachos ministeriales, la discusión llegó a los ejecutivos de ambos países: los presidentes Felipe Calderón y Dilma Rousseff dedicaron el jueves pasado más de 15 minutos de conversación telefónica para exponer sus planteos, y acordaron sentarse a renegociar nuevos términos.
La posición brasileña es la más radicalizada: Rousseff habría dejado en claro que si México no aceptaba la necesidad de rever los términos del acuerdo, daría por terminado unilateralmente el régimen de libre comercio de automóviles, partes y piezas, que está vigente desde 2002.
De todos modos, la voluntad no sería esa. El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Fernando Pimentel negó que el gobierno estuviese interesado en romper el acuerdo: “lo que existe es una cláusula de salida, prevista en el actual acuerdo, que puede ser utilizada en caso de que este deje de ser beneficioso”, dijo. Según reflejaron algunos medios brasileños, Calderón se mostró dispuesto a escuchar los planteos, y dijo entender las razones que le expuso Rousseff.

El Honda CR-V, fabricado en México, fue el SUV más vendido en Brasil ( 2.310 unidades) en enero
El desbalance que acusa Brasil en este sector es de cerca de 1.700 millones de dólares. Hasta 2008 el comercio había sido superavitario, pero la sostenida apreciación del real favoreció un flujo cada vez mayor de vehículos fabricados en México, que a la vez vive un proceso de expansión y fortalecimiento de su industria, con grandes inversiones en el sector y desarrollo de nuevos modelos.
El aumento del impuesto a los autos importados que el gobierno brasileño instauró para frenar un poco el fuerte ingreso de vehículos provenientes de Asia (principalmente China y Corea del Sur) no alcanzó a los que se fabrican en el Mercosur o México gracias al acuerdo en cuestión. De allí que estos últimos aumentaron 40% su volumen en el mercado brasileño, quedándose con un 14% de participación en 2011, tercer país de origen después de Argentina (44%) y Corea del Sur (19,2%).
Según informó el diario brasileño Valor Económico, las negociaciones comenzarán esta semana, con una misión que enviará el gobierno mexicano a Brasil, encabezada por el ministro de Economía, Bruno Ferrari y la canciller Patricia Espinosa.
Sobre la mesa
Los puntos más importantes que pondrá sobre la mesa el gobierno brasileño, según describe el artículo de Valor, son dos:
– una ampliación del alcance del acuerdo de modo que incluya camiones y otros vehículos utilitarios hoy excluidos; y,
– aumentar la exigencia de componentes locales en los autos fabricados en México con destino Brasil.

El VW Jetta (o Vento) también se exporta desde México a Brasil y Argentina
Actualmente, calculan que ese porcentaje ronda entre 30 y 35%, una situación similar a la que presenta -en promedio- la industria automotriz argentina, lo cual lógicamente será un punto incluido en las propias negociaciones que deberán encarar gobierno y terminales locales con Brasil. En ese sentido, según señala el propio diario Valor, el gobierno de ese país cree que Argentina “seguirá el ejemplo brasileño y también pedirá la renegociación de su propio acuerdo con México.
La próxima visita de la secretaria de comercio exterior de Brasil, Tatiana Prazeres a Buenos Aires, tendrá este tema en agenda, además de las recientes medidas de control de importaciones adoptadas por el gobierno argentino.