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PRUEBAS

17/09/2010

Prueba: Citroën C4 5P 1.6L 16V

El C4 cinco puertas se encuentra entre los medianos más modernos y atractivos de nuestro mercado, pero ¿podrá la versión con motor más pequeño conservar las bondades de este Citroën a pesar de la diferencia de potencia?

Prueba: Citroën C4 5P 1.6L 16V

Resulta difícil agregar algo novedoso en la descripción estética de un auto ya bien conocido por nuestro público. Lo más sorprendente es la cantidad de C4 hatchbacks de color negro con los que me crucé durante los días de prueba. Parecería ser que es el color favorito de los compradores de este modelo, que en este caso hasta ha superado ampliamente al gris, omnipresente en el mercado argentino.

Otra reflexión que surge a partir del C4 es la forma de diferenciar un 5 puertas de un sedán viéndolos absolutamente de frente. Durante mucho tiempo pude hacerlo, pero nunca supe cómo. La clave es fácil, en el modelo más grande los zócalos de todo el perímetro son negros, mientras que en el corto, de color carrocería. Una sutileza que apenas se nota (menos en la unidad negra probada), pero que hace cierta diferencia.

En general, el C4 hatch aporta un soplo de aire fresco a su segmento con elementos como el techo curvo que amalgama el parabrisas con la luneta posterior. La gran porción de chapa plana que representa el portón trasero resta algo de sensualidad que es recuperada por las luces posteriores verticales.

La unidad probada contaba con el Pack Look, que estéticamente suma las bonitas llantas de aleación de 16″ y rompenieblas para redondear un modelo moderno y dinámico sin ser deportivo.

Interior

Si el exterior del C4 hace lo suyo por diferenciarse, es su cabina la que realmente marca el perfil Avant-Garde del modelo. Los dos mejores ejemplos son la gran pantalla central y el volante de corazón fijo. Cada uno tiene sus problemas, en el primer caso hay demasiada información que se trona difícil de leer en los laterales; en el segundo caso, a veces es engorroso operar los botones del centro. Sin embargo, ambos aportan ese toque de diseño y exclusividad que enriquece el ambiente. En este caso falta el perfumador de ambientes, elemento que solo un fumador podría extrañar realmente.

Entre los puntos destacados están los materiales utilizados. Los plásticos de la consola central y contrapuertas son rígidos al tacto, pero el resto, desde la parte superior del tablero hasta los apoyabrazos, aporta suavidad combinada con una textura rugosa que le imprime calidad. La ausencia de tapizados espumados, propios de las versiones grandes, no logra desmerecer la percepción de calidad. Otros faltantes respecto de las versiones top son los cajones móviles, reemplazados por huecos con tapizado acolchado. En resumen, el C4 demuestra que su diseño no depende de los decorados para lucir bien, aunque mal no le vendrían detalles metalizados para combatir el dominio del negro.

Algo que distingue a un modelo mediano de un compacto es que cuenta con doble airbag y ABS de serie. En un auto chico, para contar con el segundo elemento, vital para la seguridad, hay que pagar la versión full. Además, el C4 ofrece desde la versión base fijaciones Isofix y obviamente su estructura ofrece mejor absorción y seguridad ante impactos. La nueva incorporación para el C4 1.6L X es el Pack Connect, “combo” multimedia que se detalla en aparte.

Comportamiento

El C4 en general ofrece un comportamiento destacado, que se paga con cierta pérdida de delicadeza ante las imperfecciones. El tipo de obstáculos que más lo perturban son los que implican cruce de ejes, como al superar los cunetas girando en las esquinas. La contracara es un estabilidad sólida a cualquier velocidad.

Al contrario de lo que sucede con los autos de nueva generación, la postura de manejo puede ser baja, algo que se le agradece (en mi caso mucho) a la larga regulación en altura del asiento. Se suma el volante de correcta empuñadura, que se ajusta en altura y profundidad, y el C4 se amolda a cualquier contextura.

Los pilares delanteros muy curvados y el techo relativamente bajo llegan obstruir la visión en las diagonales delanteras, por lo demás no hay mayores complicaciones de visibilidad. Sólo hay que recordar que el voladizo delantero es largo y completamente invisible para el conductor.

Performance

Aquí es donde la balanza a favor de un mediano con motor chico puede comenzar a inclinarse hacia el lado negativo. Cuando se presentó el C4 (sedán y luego hatch) los periodistas especializados nos subimos a las unidades Top, con motor 2.0L, nafta de 145 CV o HDi de 110 caballos. Si el primero siempre pareció algo estresado en ruta debido a la 5º un poco corta, las cosas no se ven bien en el horizonte de este conocido 1.6 L 16V de 110 CV y 15 kgm, 10 menos que el diesel.

La historia es simple, el 1.587cc paga con intereses cuando tiene que mover un C3 con poco más de 1.000 kg. Pero ¿podrá con los casi 1.300 kg del C4? En ciudad no hay mayor problema, no va a “dormir” a todos, pero apoyado en una caja de relaciones moderadamente cortas, no hace extrañar mucho al 2.0 L.

En ruta las cosas cambian cuando se alcanzan los 130 km/h y el motor supera las 4.000 rpm. Sin embargo, la insonorización respecto de la mecánica y el viento hace un trabajo destacado. Obviamente en maniobras de sobrepaso hay que tener bastante espacio libre de frente y bajar inclusive a 3º, ya que el motor empieza a dar su mejor esfuerzo cerca de las 4.000 rpm.

En plena recta el GPS llegó a indicar 184 km/h de los 191 km/h declarados por Citroën. En cuanto a consumos, respetando las velocidades máximas las cifras se mantienen en niveles sanos demostrando el destacado coeficiente aerodinámico del C4.

Ficha técnica y equipamiento

Conclusiones

El C4 5P con motor 1.6L de 110 CV puede parecer algo soso comparado con su hermano de 145 caballos. Sin embargo, si se lo compara con las versiones full de un compacto, comienza a tener más sentido. Por una diferencia que no es tan abultada, supera ampliamente a un chico en seguridad, estabilidad y refinamiento, con una aislación entre cabina y mecánica (acústica y de vibraciones) terriblemente superior.

El argumento pierde validez si necesita un vehículo de medidas acotadas, mayores prestaciones debido al menor peso, o se desea un equipamiento elevado que solo se puede pagar si se compra el compacto.

Está en cada usuario poner en la balanza que desea y necesita más. ¿Usted qué opina? La cuestión queda planteada.

 

Textos y fotos: Hernando Calaza





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