Si bien el contexto “macro” es favorable para el sector automotriz, tanto en el país como para la región Mercosur en conjunto, existen una serie de indicadores que encienden “alertas” a tomar en cuenta si se quiere continuar con un ritmo de crecimiento estabilizado en más de 10% anual.
Según explicó el economista Dante Sica durante un seminario organizado por la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), hay varios factores que están causando una paulatina pérdida de competitividad de la industria automotriz argentina en el plano internacional.
Sica planteó los “desafíos futuros y oportunidades actuales” que enfrentan tanto las terminales y el gobierno como toda la cadena de valor involucrada que, asegura, deberán hacer un gran esfuerzo para alcanzar el objetivo planteado en el Plan Estratégico Industrial Argentina 2020. Entre otras cosas, este plantea como meta alcanzar 1,9 millones de unidades de producción, con alrededor de 60% de integración local y la creación de 300.000 puestos de trabajo.
El cambio en la orientación de las inversiones que hicieron las automotrices en Argentina en esta última década, logró darle a la producción local una visión mucho más exportadora que el esquema de los 90, destacó Sica. Además, el haber pasado de un modelo de “duplicación” de plataformas con Brasil a uno diferenciado, con productos distintos, logró darle una mayor sustentabilidad a la producción local. “Por primera vez, a partir del año pasado, la producción superó a las ventas, y esta va a ser la característica a futuro del sector industrial”, confió.
“Esta tendencia va a ir profundizándose”, asegura. El contexto es favorable y existe una sostenida posibilidad de expansión productiva y comercial que permiten pensar que es posible llegar a la meta de 2 millones de autos, pero al mismo tiempo plantea importantes desafíos (ver aparte).
Luces amarillas
Son tres los principales factores que identifica Sica como “alertas” para la expansión a largo plazo, ya que dan cuenta de una relativa pérdida de competitividad de la industria automotriz local:
1) Dificultades para la inserción internacional de los vehículos argentinos. Existe una oferta renovada de modelos fabricados en las terminales locales, pero las exportaciones se concentran en algunos pocos destinos, especialmente en Brasil, al tiempo que se perdió participación en otros mercados que eran muy importantes.
Los destinos de exportación pasaron de 81 en 2008 a 66 en 2010, y cayeron a 42 en el primer cuatrimestre de 2011. Es decir, si bien las exportaciones están en expansión, se está resignando diversificación, necesaria para hacer sustentable a la industria.
Además, apunta Sica, es necesario monitorear la inserción en el principal socio del Mercosur, ya que si bien los vehículos argentinos ganaron participación en el total de ventas (pasaron de 10% en 2010 a 10,5% en los primeros meses de este año), perdieron peso en relación al total de autos importados. Es decir, “estamos perdiendo fuerza de entrada, a expensas de China u otros países asiáticos y esto es una señal que hay que tener en cuenta”, advierte.
2) Dificultades para revertir el déficit en el sector.
Tal como vienen advirtiendo desde el sector de fabricantes de componentes, el déficit comercial en autopartes es creciente y de tinte estructural. En 2010 superó los u$s 6800 millones y se estima que este año ascendería a u$s 7550 millones por el incremento de la producción. “Somos superavitarios en materia de autos pero seguimos siendo profundamente deficitarios en materia de autopartes”, explicó. “Cada vez que se incorpora un modelo nuevo a la producción, aumenta ese déficit”.
En ese sentido, Sica criticó el plan del gobierno para revertir el déficit a través de la obligación a las automotrices de compensar sus importaciones con exportaciones para equilibrar sus balanzas comerciales, ya que, dijo, “sólo sirve desde el punto de vista de las divisas, pero no logra resolverlo desde las características propias del sector”.
3) Ingreso cada vez más fuerte de vehículos extrazona. Los autos fabricados en China, Tailandia, Corea del Sur o India están ganando participación, no sólo en el mercado local, sino también en los mercados más importantes de la región, como México y Brasil. Son vehículos a precios muy competitivos para la demanda en esos destinos.
Estas tres señales de alerta que tienen como eje central a la competitividad sectorial, deben ser consideradas en forma integral. Es decir, abarcando no sólo el plano “micro sectorial” o de los costos de componentes, salarios o insumos, sino también desde la esfera “macro” e institucional.
En el plano macro, de todas formas, “no se pueden esperar muchos cambios”, apunta, ya que las ventajas cambiarias locales se van perdiendo por la inflación. Si bien la apreciación del Real actúa como compensador en ese sentido, tiene al mismo tiempo una fuerte incidencia en los costos fabriles locales, ya que el país es un gran demandante de autopartes fabricadas en Brasil.
En cuanto a lo institucional, Sica señala la necesidad de mejoras en financiamiento e infraestructura. Además, en este sentido advierte también la importancia de resolver cuestiones más vinculadas a lo sectorial, por caso, el problema que tiene la industria para obtener las homologaciones. “Es importante actuar en este frente porque mejoran las condiciones de competitividad estructural”, subraya.
Ya en el plano de lo “micro sectorial” o específicamente atinente a las empresas, el economista señala la importancia de mantener la capacidad para expansión productiva. “En un modelo productivo de baja cantidad de plataformas, escala intermedia y especialización en ciertos segmentos existe capacidad de producción remanente actual. A futuro, será clave sostener el ciclo de asignación de modelos contemplando la visión regional (Brasil-México-Argentina”. Además, apunta a dos temas que no se deben descuidar: la competencia de otros emergentes (en mercados externos y local) y la adaptación a los nuevos requerimientos de la demanda (nuevas tecnologías).
Finalmente, ya en la esfera de los costos, apunta un incremento general de los costos de producción en dólares: en 2010 fueron 13% más que en 2007, en un contexto de difícil traslado a precios en mercados externos. Lo mismo pasa con los insumos, que siguen la tendencia internacional y en ciertos casos están por encima del promedio. En cuanto a los componentes, las “limitaciones” del entramado autopartista y mayor exposición a costo de mano de obra, generan por ende una pérdida de competitividad de proveedores.
Pero el factor que mayor impacto tiene en la matriz de costos es el factor laboral, o sea, el precio de los salarios. En este aspecto, advierte Sica una aceleración de los valores medidos en dólares, al mismo tiempo que un crecimiento de la conflictividad laboral. “La industria local opera con costos laborales casi iguales a Brasil y muy por encima de los valores de México”
Como cierre, Sica aseguró que las estimaciones de demanda permitirían augurar un futuro de crecimiento, pero se deben tener en cuenta estas señales de alerta para poder lograr un crecimiento sostenido y consolidar la cadena de valor automotriz argentina.
Desafíos para alcanzar los objetivos del Plan Estratégico Industrial Argentina 2020
Para las terminales:
– Lograr la asignación de modelos de escala global, al tiempo que deben aumentar la escala de producción de sus plantas.
– Desarrollar proveedores y disminuir el déficit en autopartes.
– Formar vínculos de largo plazo con proveedores y lograr una mayor vinculación tecnológica, junto al desarrollo de nuevas tecnologías.
Para las autopartistas:
– Mayores inversiones, con reconversión de las maquinarias y activos.
– Mayor tamaño de sus plantas y su capacidad instalada.
– Participación en las redes de provisión global
– Desarrollo del autopartismo local como proveedores “sistémicos”.
Para el Estado:
– Proteger al sector de la competencia desleal.
– Generar incentivos fiscales y financieros a la inversión
– Renegociar acuerdos comerciales.
– Incentivar mejoras en la competitividad.